San Isidro Brañagallones Bezanes La Felguerina San Isidro (12-Oct-07)

Perfil de la ruta


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Crónica de la ruta (por Isma)
Todo empezó a fraguarse un Domingo hace mas o menos un mes, fue un día lluvioso, la ruta discurría desde el aula de la naturaleza de Tabuyo del Monte y teníamos pensado subir a la cascada del Sanguinal, pero varios problemas mecánicos y el tiempo nos lo impidieron, por lo que la ruta se acortó. Una vez en el coche, Ángel sacó su nevera de los domingos y repartió entre los presentes coca colas y cervezas, no sin antes abrir alguna bolsa de avellanas y una lata de aceitunas. Entonces fue cuando Fran dejo caer: ¿Y si el día doce hacemos ruta de todo el día? a lo que un servidor contestó: Pues a mi me parece buena idea, ¿y a donde vamos? Fran dijo, podíamos ir a Braña gallones, entonces se hizo el silencio entre los presentes y en la mente de alguno rondaron pensamientos tales como, subir Tarna y las Señales, (cosa que al final no se hizo) con lo mal que lo pasé la última vez o que bonita la pista Wamba y menuda bajada por pradera mas chula, en fin que nos fuimos ese día con la idea bien clara y decididos a ir a San Isidro para empezar esa gran ruta.
Día doce de Octubre, La Bañeza, un grado de temperatura, festivo en toda España, son las 06:00 de la mañana, suena el despertador del móvil y pienso que es un sueño o mejor una broma, pero no, he quedado en recoger a Carlos a la puerta de su casa a las 06:55 de la mañana. Desayuno rápidamente, me aseo y cargo la bici en el vehículo, recojo a Carlos y nos vamos a por el resto. Paco y Fran ya están preparados, noto una mano en mi espalda y cuando me giro, cual es mi sorpresa que veo a Tomas con su bici rígida, armado hasta los dientes, diciendo que, a donde vamos, están a menos cinco grados de temperatura y preguntando insistentemente que si la ruta es muy dura, haciendo todos oídos sordos. Cargamos bicis, llega Pedrito y nos vamos. En León recogemos a José el Canario que de frío que tiene no sabe donde meterse. Llegamos a Puebla de Lillo, el cielo está totalmente despejado, tomamos “cafeses” variados e infusiones. Paco ha traído el portátil, y aprovecho para pasarle el track de la ruta a su GPS.
Después de media hora en el bar, haciendo tiempo para que el sol cogiera fuerza y subiera un poco la temperatura nos dirigimos a la estación de esquí de San Isidro, no sin antes pasar por el pueblecito de Isoba.Aparcamos los coches en el inicio de la pista Wamba, en lo que era la antigua carretera a San Isidro, ahí nos preparamos y algún valiente decide salir de corto. Después de media hora ascendiendo, llegamos al primer collado y a un refugio de montaña pequeñito, hasta aquí todo de maravilla, eufóricos y hablando por los cuatro costados, el día fabuloso y las vistas aún mas. Llega la primera bajada y optamos por hacerla campo a través, ya que la pradera invita a ello, una vez terminada nos adentramos en un bosque de hayas, robles y castaños, por un pequeño sendero al principio trialero y luego más ancho, llegando a convertirse en camino, aquí primer contratiempo, la bici de Ismael pierde aire rápidamente de la rueda trasera, diagnostico: llantazo y todo el aire fuera, solución: joderse y arreglarla. Paco y Tomas continúan poco a poco, ya que tienen el track de la ruta en el GPS y no hay pérdida. Después de 15 minutos y alguno lleno de líquido verde antipinchazos, continuamos la marcha.
Próxima parada Braña Gallones, aquí avituallamiento rápido, (barritas, polvorones de las navidades pasadas caducados y líquidos) unas fotos y para abajo. La bajada la hacemos con mucho cuidado, ya que al ser día festivo y encima puente, por la zona sube y baja mucha gente a pie. Después de disfrutar bajando, no se cuanto, llegamos a Bezanes, aquí decidimos beber algo en el bar, soltamos la Camelback y las bicis y nos tomamos unas cervezas fresquitas. Algún lugareño se acerca tímidamente a preguntarnos de donde venimos, mención especial a un paisano de 85 años que observa como Pedro está utilizando un bote de espuma para hinchar y arreglar un pinchazo en su rueda trasera, y asombrado le dice “ en mi vida había visto una cosa igual” “ esto es como eso de Alonso el de los coches”, nos pregunta que para donde vamos y le decimos que hacia la Felguerina y después otra vez a San Isidro a lo que exclama de nuevo “ por ahí hay unas cuestas que le ronca los cojones”, cosa que nos hizo gracia y mas de uno se santiguó pensando en lo que le esperaba.
Continuamos unos dos o quizás tres kilómetros por carretera, cogiendo un desvío a la derecha y entrando en el pueblo de Soto, empieza una subida de la leche. Aquí nos desperdigamos y cada uno sube como puede y a su ritmo, a mitad de subida, una fuente de agua fresquita que nos sabe a gloria y para arriba otra vez, después de algún tramo de “empujabike” llegamos al segundo collado del día, sin comentarios, ya se divisa el otro lado del valle y la Felguerina abajo del todo, después de esperar al último valiente, (Tomas y su rígida) nos lanzamos en una frenética bajada. Pedrito, cómo no delante, Carlos pisándole los talones y los demás viendo el espectáculo. En un momento de la bajada se oye: “avería gorda, he roto la patilla del cambio”, menuda putada, pues nada, quitar cambio, poner piñón fijo y a tirar como se pueda.
Enseguida llegamos a la Felguerina, donde comimos y bebimos todo lo que traíamos en las mochilas, después de media hora y cargar agua en la fuente del pueblo reanudamos la marcha, sin ser conscientes de la pedazo subida que nos quedaba. No sé decir cuantos kilómetros de subida había pero calculo que unos cinco o seis, algunos tramos superaban el 25% de desnivel y otros sencillamente una palabra los define “empujabike”.
Por fin llega la recompensa, porque el tercer collado es algo que no se puede explicar con palabras, eso hay que ir y verlo, creo que se llamaba “Pandu Beyegu”. Después de comer algo, beber y esperar por los rezagados se continúa la marcha hacia el penúltimo collado, una subida de un kilómetro nos deja a vista de pájaro Braña Gallones y parte de la bajada que anteriormente habíamos realizado al pueblo de Bezanes. Una alegría inusual nos desborda, ver Braña Gallones significaba que estábamos llegando y eso nos alegraba, ya que la máxima preocupación era que se hiciera de noche y no el desnivel acumulado que poco a poco iba pesando como una losa en nuestras piernas. Nos tiramos cuesta abajo en busca de la pradera que a primera hora habíamos bajado contentos y llenos de fuerza. Después de un pequeño tramo de rompe piernas, llegamos al ansiado y anteriormente citado manto verde. De aquí un kilómetro de subida y último collado, el del refugio de por la mañana, y ahora sí, cinco últimos kilómetros de bajada por la pista Wamba para llegar a los coches.
Nadie espera a nadie y todos nos lanzamos en picado para disfrutar de estos últimos momentos de ruta, sin olvidarnos de todo lo que hemos tenido que pasar y la belleza que nuestros ojos han podido ver. Cuando pensábamos que ya nada más podía pasar, va Pedro y revienta la rueda de atrás, pero como es un tío “fornido” y esta curtido en mil batallas decide poner pie a tierra y correr los últimos kilómetros que nos separaban de los vehículos. En fin, el sueño de todo “biker” que ame la montaña y las buenas rutas estaba cumplido. Al final salieron 47km con un desnivel acumulado de 2300 metros y una duración total de 8 horas y 41 minutos saliendo a las 10:30 y regresando aproximadamente a las 18:50. Una excursión más que recomendable.Buen día, buena ruta y cómo no, buena compañía.
12-10-2007
CARLOS, PEDRO, PACO, FRAN, JOSE, TOMAS E ISMAEL

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